El articular históricamente lo pasado
no significa conocerlo
‘tal y como verdaderamente ha sido’
sino adueñarse de un recuerdo
tal y como relumbra en el instante de un peligro.”
Walter Benjamín
La llegada del 2010 vaticina una serie de conmemoraciones, festejos y “acuerdos sociales” en torno a lo que se ha dado en llamar el “Bicentenario”. Parafraseando a Casullo podemos decir que, planteada acríticamente “La historia puede ser un malentendido…” o “un anacronismo” y “La memoria puede ser, desde el poder, un acoso permanente al que hay que olvidar.”
Hablar del “Bicentenario” implica, de algún modo, posicionarse en un relato de la historia, en un “cuento” que ya nos han contado muchas veces y que se repite como una letanía replicado por las voces del poder de turno. “Memoria e historia arrastran un milenario pleito sobre la verdad. El pasado es siempre un botín para los poderes representacionales. Y más cuando el pasado se reviste como en el caso argentino con lo indimensionable de lo trágico.” (Casullo; 36: 2006). Hablar el mundo es también una forma de narrarnos. Estas maneras de “decirnos” de presentarnos ante los demás, de constituirnos en los otros de los otros, van trazando la trama de nuestra identidad y nuestra historia, identidad que se afirma en la diferencia e historia que se construye por un entrecruzamiento de voces que luchan por ser reconocidas en un acto permanente de narración. La historia se muestra, así, como “una novela verdadera” (Veyne, P., 1972 y White, H., 1987) y el hecho histórico se construye según la óptica, los intereses, las experiencias de cada “cronista” que va delimitando el acontecimiento social (o histórico) a partir de sus estrategias discursivas y políticas. De este modo no es una lengua, una voz, o un discurso el dueño de la verdad sino que será su diálogo conflictivo y polémico el sostén del relato verosímil que llamamos historia. Como dice una canción muy popular “…si a la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia...” y más aún, no hay “otra historia” sino otraS historiaS. Así, cada identidad, cada narración, cada mirada permitirá construir el calidoscopio que conforma toda realidad.
Nuestra intención, desde el colectivo LaS LenguaS, es poner en discurso esos otros relatos acallados que constituyen esas otras tantas historias. Nuestras miradas no pretenden quedarse en el pasado, ni en una periodización preconcebida sino leer en el presente el sinnúmero de significaciones que hablan de nosotros en cada contexto histórico-socio-cultural rescatando la idea gramsciana de que “la historia del presente es la política del pasado y la política del presente es la historia del futuro”
Pese a que ya en los ejércitos de Castelli, Belgrano y Güemes circulaba una copla que decía: “Al amigo Ño Fernando / Vaya que lo llama un buey / Porque los Tupamaros / No queremos tener Rey”, la Corona y el estado de España continúan reafirmando su presencia colonial en América Latina.
A manera de ejemplo podemos citar el accionar de la Real Academia Española, gran baluarte de la intolerancia lingüística, y del Instituto Cervantes, dueño exclusivo del español. Estas instituciones se han apoderado del derecho a representar al mundo de habla “hispana” y “certificar” la legitimidad y corrección de nuestra lengua a la sombra del negocio editorial encarnado en sus “Santisllanas” y su vinculación con las reformas educativas de la mayoría de nuestros países. Su accionar ha estado, además, asociado a la negación de todas las lenguas preexistentes a la conquista. En el año 2010 el V Congreso de la Lengua Española se realizará en Chile y, paradójicamente, retomará, en presencia del Rey Juan Carlos, la conmemoración de las independencias latinoamericanas. En ese marco prometen hablar de la “pluralidad lingüística” que, para la RAE, sólo implica la incorporación a su diccionario de “americanismos” como un variado compendio de palabras divorciadas de su real significación socio-cultural.
Podríamos recordar que, en Rosario el año 2004, el escritor nicaragüense Ernesto Cardenal, invitado al III Congreso de la Lengua Española, sufrió una seria situación de agresión por hablar en nombre de las lenguas aborígenes minorizadas.
“La principal identidad cultural es el lenguaje pero ninguna identidad es inmutable y por eso es importante que se mantengan siempre vivas las lenguas y proliferen y se diversifiquen y multipliquen. Esto me lo combatió ayer en el Congreso de la Real Academia de la Lengua el vicepresidente de la lengua que era el moderador de la mesa redonda en la que yo estaba. Combatió lo que yo dije y dijo incluso que era bueno que muchas lenguas desaparecieran, que afortunadamente estaban muriendo también las lenguas, muchas lenguas…esto lo dijo
después de la intervención mía y ya dio por terminada la mesa redonda y no me dio tiempo a que yo respondiera.” (Ernesto Cardenal, I Congreso de LaS LenguaS, Rosario, Argentina, 2004)
Cardenal pudo hacer esta denuncia participando del I Congreso de laS LenguaS que desarrollamos en Rosario como contrapartida al de la RAE.
Añorando esos tiempos, el Intendente de Rosario, está proyectando volver a convocar a una parte de la Real Academia Española para realizar actividades en el marco de nuestro Bicentenario que, generando espacios para recrear una sucursal del Congreso que se realizará en Chile, promuevan, nuevamente, la vinculación entre la “realeza” y nuestro idioma.
La imposición de la lengua aparece claramente asociada, desde el origen mismo del castellano, a la dominación cultural que tiene como meta primordial la generación de individuos y sociedades alienadas. De este modo, la diversidad se erige en una “amenaza” para el sometimiento y la explotación convirtiendo la pluralidad lingüística, cultural y política en un enemigo a combatir. Actualizando el estigma de Babel lo diferente se torna, entonces, sinónimo de destrucción e incomunicación y debe ser silenciado. Un claro y reciente ejemplo nos lo brinda el “CÁLLATE” del Rey [1] dirigido al presidente de Venezuela Hugo Chávez. Esta actitud de silenciamiento nos lleva a preguntarnos si el Rey de España se atrevería a utilizarla para dirigirse a un mandatario europeo o si sólo la reserva para quienes considera que aún somos sus súbditos.
El armado de los festejos y conmemoraciones de mayo del 2010 argentino está siendo organizado por el llamado Grupo Bicentenario que actualmente nuclea a la Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, España, Paraguay, México y Venezuela, con la misión de promover y organizar la conmemoración conjunta de los procesos de independencia de la región. La inclusión de España y su monarquía como parte del comité organizador parece dar cuenta, tácitamente, de la continuidad del sometimiento a la Corona. Así como España no es aquélla de la época de la conquista y las formas de colonialismos han mutado en nuevas estrategias de imperialismo, podemos decir que nosotros, los de entonces, tampoco somos los mismos.
Creemos, como dijera Evo Morales, en la imperiosa necesidad de descolonizar nuestras democracias, razón por la cual es tarea primordial descolonizar nuestros pensamientos, narraciones y prácticas cotidianas.
A esa construcción nos disponemos e invitamos
Hablar del “Bicentenario” implica, de algún modo, posicionarse en un relato de la historia, en un “cuento” que ya nos han contado muchas veces y que se repite como una letanía replicado por las voces del poder de turno. “Memoria e historia arrastran un milenario pleito sobre la verdad. El pasado es siempre un botín para los poderes representacionales. Y más cuando el pasado se reviste como en el caso argentino con lo indimensionable de lo trágico.” (Casullo; 36: 2006). Hablar el mundo es también una forma de narrarnos. Estas maneras de “decirnos” de presentarnos ante los demás, de constituirnos en los otros de los otros, van trazando la trama de nuestra identidad y nuestra historia, identidad que se afirma en la diferencia e historia que se construye por un entrecruzamiento de voces que luchan por ser reconocidas en un acto permanente de narración. La historia se muestra, así, como “una novela verdadera” (Veyne, P., 1972 y White, H., 1987) y el hecho histórico se construye según la óptica, los intereses, las experiencias de cada “cronista” que va delimitando el acontecimiento social (o histórico) a partir de sus estrategias discursivas y políticas. De este modo no es una lengua, una voz, o un discurso el dueño de la verdad sino que será su diálogo conflictivo y polémico el sostén del relato verosímil que llamamos historia. Como dice una canción muy popular “…si a la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia...” y más aún, no hay “otra historia” sino otraS historiaS. Así, cada identidad, cada narración, cada mirada permitirá construir el calidoscopio que conforma toda realidad.
Nuestra intención, desde el colectivo LaS LenguaS, es poner en discurso esos otros relatos acallados que constituyen esas otras tantas historias. Nuestras miradas no pretenden quedarse en el pasado, ni en una periodización preconcebida sino leer en el presente el sinnúmero de significaciones que hablan de nosotros en cada contexto histórico-socio-cultural rescatando la idea gramsciana de que “la historia del presente es la política del pasado y la política del presente es la historia del futuro”
Pese a que ya en los ejércitos de Castelli, Belgrano y Güemes circulaba una copla que decía: “Al amigo Ño Fernando / Vaya que lo llama un buey / Porque los Tupamaros / No queremos tener Rey”, la Corona y el estado de España continúan reafirmando su presencia colonial en América Latina.
A manera de ejemplo podemos citar el accionar de la Real Academia Española, gran baluarte de la intolerancia lingüística, y del Instituto Cervantes, dueño exclusivo del español. Estas instituciones se han apoderado del derecho a representar al mundo de habla “hispana” y “certificar” la legitimidad y corrección de nuestra lengua a la sombra del negocio editorial encarnado en sus “Santisllanas” y su vinculación con las reformas educativas de la mayoría de nuestros países. Su accionar ha estado, además, asociado a la negación de todas las lenguas preexistentes a la conquista. En el año 2010 el V Congreso de la Lengua Española se realizará en Chile y, paradójicamente, retomará, en presencia del Rey Juan Carlos, la conmemoración de las independencias latinoamericanas. En ese marco prometen hablar de la “pluralidad lingüística” que, para la RAE, sólo implica la incorporación a su diccionario de “americanismos” como un variado compendio de palabras divorciadas de su real significación socio-cultural.
Podríamos recordar que, en Rosario el año 2004, el escritor nicaragüense Ernesto Cardenal, invitado al III Congreso de la Lengua Española, sufrió una seria situación de agresión por hablar en nombre de las lenguas aborígenes minorizadas.
“La principal identidad cultural es el lenguaje pero ninguna identidad es inmutable y por eso es importante que se mantengan siempre vivas las lenguas y proliferen y se diversifiquen y multipliquen. Esto me lo combatió ayer en el Congreso de la Real Academia de la Lengua el vicepresidente de la lengua que era el moderador de la mesa redonda en la que yo estaba. Combatió lo que yo dije y dijo incluso que era bueno que muchas lenguas desaparecieran, que afortunadamente estaban muriendo también las lenguas, muchas lenguas…esto lo dijo
después de la intervención mía y ya dio por terminada la mesa redonda y no me dio tiempo a que yo respondiera.” (Ernesto Cardenal, I Congreso de LaS LenguaS, Rosario, Argentina, 2004)
Cardenal pudo hacer esta denuncia participando del I Congreso de laS LenguaS que desarrollamos en Rosario como contrapartida al de la RAE.
Añorando esos tiempos, el Intendente de Rosario, está proyectando volver a convocar a una parte de la Real Academia Española para realizar actividades en el marco de nuestro Bicentenario que, generando espacios para recrear una sucursal del Congreso que se realizará en Chile, promuevan, nuevamente, la vinculación entre la “realeza” y nuestro idioma.
La imposición de la lengua aparece claramente asociada, desde el origen mismo del castellano, a la dominación cultural que tiene como meta primordial la generación de individuos y sociedades alienadas. De este modo, la diversidad se erige en una “amenaza” para el sometimiento y la explotación convirtiendo la pluralidad lingüística, cultural y política en un enemigo a combatir. Actualizando el estigma de Babel lo diferente se torna, entonces, sinónimo de destrucción e incomunicación y debe ser silenciado. Un claro y reciente ejemplo nos lo brinda el “CÁLLATE” del Rey [1] dirigido al presidente de Venezuela Hugo Chávez. Esta actitud de silenciamiento nos lleva a preguntarnos si el Rey de España se atrevería a utilizarla para dirigirse a un mandatario europeo o si sólo la reserva para quienes considera que aún somos sus súbditos.
El armado de los festejos y conmemoraciones de mayo del 2010 argentino está siendo organizado por el llamado Grupo Bicentenario que actualmente nuclea a la Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, España, Paraguay, México y Venezuela, con la misión de promover y organizar la conmemoración conjunta de los procesos de independencia de la región. La inclusión de España y su monarquía como parte del comité organizador parece dar cuenta, tácitamente, de la continuidad del sometimiento a la Corona. Así como España no es aquélla de la época de la conquista y las formas de colonialismos han mutado en nuevas estrategias de imperialismo, podemos decir que nosotros, los de entonces, tampoco somos los mismos.
Creemos, como dijera Evo Morales, en la imperiosa necesidad de descolonizar nuestras democracias, razón por la cual es tarea primordial descolonizar nuestros pensamientos, narraciones y prácticas cotidianas.
A esa construcción nos disponemos e invitamos
Colectivo laS lenguaS
Nosotros los de antes... ya no somos los mismos
Nosotros los de antes... ya no somos los mismos
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[1] Legitimado en el poder por la dictadura franquista
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